sábado, 28 de septiembre de 2024

Frutos de otoño

    Acabó el verano y llega la estación en la que quizás me paro más a contemplar los bonsáis. Es la época de la madurez en el árbol, en la que agua, fuego, viento y tierra dan su fruto antes del descanso del invierno. Como veo que me estoy poniendo tontorrón, mejor subo unas fotos de las frutas que están creciendo en los árboles de mi terraza.

    Los árboles de frutos rojos han producido cierta cantidad de bayas. En primer lugar la piracanta.


 

       El majuelo también ha granado algo este año.




    El manzano ha dado algunas manzana menos que en años anteriores. También es verdad que los mirlos deben de haberse llevado las que ya estaban maduras.



    El olivo ha pasado un año regular en el que ha perdido bastantes hojas interiores. Aun así no ha dejado de producir aceitunas.


    Este año los cítricos no se han dado mal. En primer en lugar el kumquat.


    

El calamondín también está dando fruta, posiblemente hibridando con el anterior, ya que están uno al lado del otro.



    
     Por último, un limonero que ha dado dos hermosos limones.



 Al ritmo al que vengo subiendo las entradas al blog, creo que me despido hasta el otoño que viene.

lunes, 20 de noviembre de 2023

Noviembre de 2023

Hace mucho que no subo nada de los árboles de mi terraza (la HumboldtStraße de Cáceres). He realizado ciertos cambios y ha habido incorporaciones, alguna interesante, pero me ha podido la pereza y no he dado cuenta de ninguno de esos cambios en este blog. Hoy tampoco me apetece ponerme al día con todos ellos. Me parece más interesante subir algunas fotos de unos cuantos árboles aprovechando que están en su momento más vistoso.

Noviembre es la época que todos los que tenemos ginkgos esperamos para disfrutar de momento de gloria. No hay ginkgo feo cuando muestra sus hojas doradas. Son pocos días para disfrutar y no se puede dejar escapar ese momento antes de que los árboles queden desnudos y pierdan su belleza. Sólo en una semana pasan del amarillo limón al dorado y a la siguiente pierden buena parte de su follaje.




También el arce de Montpellier ha dejado los tonos verdes por los amarillos cobrizos junto al viejo ginkgo "feo".




El otoño es temporada de madurez y cosecha. Este año el majuelo ha dado bastantes bayas, pero el que ha sido generoso en frutos ha sido el manzano, que estaba cuajado de pequeñas manzanas.





Los alcornoques no cambian en otoño, pero están en una de sus mejores épocas del año después de haber estado a pleno sol en los meses anteriores.




Al "Ojo de Sauron" también le ha sentado bien el verano. Poco a poco se va recuperando de la plaga que lo debilitó y le secó buena parte de sus ramas.


Por el momento, eso es todo, amigos.







martes, 22 de septiembre de 2020

Ampliando la Humboldtstraße

 La terraza de casa, la Humboldtstraße según el cartel de la esquina, está orientada hacia el oeste, lo cual la hace muy luminosa por la tarde. Esa orientación, sin embargo, convierte la terraza en un verdadero horno en el verano extremeño. Pusimos toldos que protegían la zona que daba a las ventanas de mi vivienda, pero una mitad quedó sin cubrir. En la parte cubierta se puso el sistema de goteo y las plantas se amontonaron durante años sin que se pudieran apreciar bien. Ya era hora de poblar la otra mitad de la Humboldtstraße.


A mediados de este mes de septiembre nos pusimos manos a la obra. Lo primero fue llevar el goteo a la parte sin cubrir y elegir las plantas que mejor pudieran aguantar la insolación.



En la anterior remodelación utilizamos ladrillos y tejas planas de saldo como plataforma para las plantas. Era imposible encontrar el mismo modelo de teja años después y por lo que aprovechamos restos de terrazos alargados de la reforma del cuarto de baño y con nuevos ladrillos hicimos dos filas de plantas junto al murete que da al oeste.




En el muro sur pusimos la plantas más grandes, las que podrían aguantar el calor de la tarde sin la protección del murete.



En la zona cubierta por el toldo, las plantas quedaron más separadas y despejadas. Para que se pudieran apreciar mejor, Merche tuvo una estupenda idea: poner a dos niveles distintos las plantas sobre las tejas planas. De esa manera, se pueden apreciar mejor los árboles que se encuentran en una misma fila.





Para aliviar los rigores de la canícula Merche instaló un sistema de pulverización de agua que consigue bajar la sensación de bochorno en la terraza y da un respiro a tanto calor a las plantas.




Las plantas parecen haberlo agradecido. Después de estar muy paradas en verano están echando gran cantidad de brotes y las hojas han mejorado su aspecto de forma bastante visible. La ampliación y mejora de la Humboldtstraße ha sido enorme. Y la responsable de las mejores ideas la tenéis en la foto de abajo.


sábado, 7 de septiembre de 2019

El castaño vaciado de Rozas

A finales de agosto, nos fuimos de escapada a la comarca de Sanabria aprovechando los últimos días libres del verano. No voy a aprovechar el blog para hacer un reportaje de vacaciones familiares, pero sí me gustaría enseñar un rincón con una sorpresa en forma de árbol entre tanta naturaleza exuberante de la zona.

Nos alojamos en una pequeña población llamada Rozas, en la que nos podemos encontrar fácilmente en un breve paseo un conjunto de casas con encanto (a diferencia de la lóbrega localidad homónima madrileña).









Merche, en uno de sus paseos matinales mientras yo seguía roncando entre las sábanas, descubrió en los alrededores del pueblo un bonito castañar que tenía un ejemplar muy peculiar. A la mañana siguiente me uní a ella. En las afueras de Rozas abundan los castaños, los robles, manzanos y algunos perales (comunes y silvestres). A pesar de este verano tan seco, también a los lados de las veredas  nos encontramos con setas (pocas) y flores.





Justo al lado del camino y no demasiado lejos del pueblo, se encuentra un enorme castaño centenario que no sólo llama la atención por su enorme envergadura, sino también por la curiosa forma de su tronco. Parecía un árbol sacado de las ilustraciones de un cuento de fantasía y estaba allí, a las afueras del pueblo, sin que nada indicara la existencia de esta maravilla.





Resulta difícil hacerse una idea del tremendo tamaño del árbol con las fotografías. Para que lo podáis apreciar mejor, aquí van un par de fotos conmigo dentro de la oquedad del tronco. Pensad los que no me conocéis que yo mido 1,86m (bueno, quizá un poquito menos; vale, algo o bastante menos, pero hacéos a la idea de que soy de estatura media tirando levemente abajo por la edad). Lo importante es la amplitud y la belleza del tronco, así como la enormidad de su hueco.



El interior del castaño hueco tenía ese aire sobrecogedor que poseen las maravillas naturales en las que se ven la obra del tiempo y los elementos frente a la vida que sale adelante. Algo que los amantes del bonsái buscamos y sólo unos pocos llegan a conseguir.




Lástima que en el tronco el hombre dejara también su huella. En su interior, el tronco se encontraba quemado, algo que en mi ignorancia no sé si se hizo para protegerlo de la podredumbre de la madera muerta y las plagas o por vandalismo. Pero lo que realmente rompía la magia de aquel magnífico lugar eran los restos de basura que los humanos solemos dejar a nuestro paso.