Hace casi tres años, dejamos al madroño a punto de ser trasplantado. Juan Liñares había atendido amablemente una consulta mía y me había recomendado el defoliado completo para asegurar el trasplante; no consideraba necesario dejar hojas como tirasabias en las puntas de las ramas. El madroño estaba así antes del pelado:
Y así quedó tras el defoliado:
Los madroños defoliados concentran sus fuerzas en las puntas, que antes del trasplantes empezaron a enseñar sus brotes verdes.
Lo trasplanté a una maceta ovalada, quizá demasiado grande para un tronco algo delgado, pero creo que compensada para una copa ancha.
La brotación de hojas nuevas se produce en un principio en los extremos de las ramas, lo que le da al madroño un aspecto desgarbado. Tendremos que ir pinzando los brotes apicales para que aparezcan hojas más atrás. Aún así, no en todas las ramas conseguiremos que brote a mitad de ellas.
Lo he mantenido siempre al sol, sólo bajo toldo en las horas más calurosas del verano. El riego ajustado: en verano no hay que dejar que se seque demasiado el sustrato y sin encharcarlo en las demás estaciones para evitar la roya y otros hongos. La evolución en los últimos años ha sido así:
Los siguientes trabajos en él van a consistir en resaltar la veta viva del tronco y blanquear con líquido de jin la muerta. Ya veremos qué tal queda.
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