En estas fechas se dispone en ocasiones de más tiempo libre por las fiestas navideñas, pero los aficionados a las plantas tenemos menos trabajo que hacer con estas. Podemos hacer limpieza de las hojas muertas, preparar las tareas y los materiales para cuando las plantas salgan del letargo, hacer algún trasplante con las especies más resistentes al frío... Pero a mí me quedan las ganas de hacer otras cosas.
Mi mujer compró en otoño en un supermercado un terrario de cristal con una tapa de corcho que contenía unas fitonias, algo de musgo y poco más. En algunos sitios les llaman a estos mini-invernaderos jardines eternos; el caso es que el terrario se está conservando bastante bien y es otra manera de disfrutar la naturaleza dentro de casa.
Por la cocina teníamos algunos tarros de cristal a los que les dábamos poco uso y pensé que podía experimentar con ellos creando mis pequeños jardines. No quería comprar ninguna planta, sino más bien aprovechar el musgo y las llamadas malas hierbas que crecen por estas fechas en las macetas que tengo en la terraza. Si el experimento va bien, puedo meter en primavera algunas plantas más vistosas que les den a los terrarios un aspecto más llamativo. Por ahora me conformo con meter plantas modestas que uno arranca normalmente para dejar más limpia la superficie del sustrato. He puesto debajo del todo un lecho de pómice, una capa intermedia de sustrato universal con humus y encima distintos tipos de musgo de las macetas con hierbas de invierno. Es algo sin pretensiones, pero que me está resultando divertido.
Los terrarios caseros que se ven aquí llevan más o menos una semana, en la que algunas pequeñas plantas han crecido como locas, otras se han quedado paradas y han aparecido otras que yo no había plantado; alguna incluso ha sufrido el ataque de algún inquilino devorador de hojas que no he localizado todavía.
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